Home » Noticias » Akademik Lomonosov, la primera central nuclear flotante de Rusia en el Ártico
Akademik Lomonosov Portada

Actualizado el domingo, 9 mayo, 2021

Dado que el calentamiento global ha hecho más accesible el Ártico en cuanto a rutas comerciales, son muchos los países que se han visto interesados. Akademik Lomonosov es la primera de una flota de centrales nucleares flotantes que Rusia planea enviar al Ártico, para explotar a gran escala los depósitos de petróleo, gas y carbón que allí existen. Sin embargo, los grupos ecologistas no han tardado en bautizarla como “Chernóbil flotante” o “Titanic nuclear” por los peligrosos riesgos que desentraña para tan delicado medio ambiente.

Por otro lado, hay que destacar que se estima que el 25% de las reservas mundiales de petróleo y gas se hallan bajo el hielo del Ártico, la cual es una zona mucho más tranquila que Oriente Medio, lo que evitaría las oscilaciones de los precios debidos a los conflictos; y además, de momento no hay piratas en esas aguas, por lo que la ruta comercial también sería más segura.

La elección del nombre Akademic Lomonosov para esta central nuclear flotante no es para nada algo casual. Mikhail V. Lomonosov fue un científico ruso del siglo XVIII, en cuyo honor también se bautizó la cordillera submarina Lomonosov que se eleva unos 3700 metros desde el fondo oceánico glacial ártico y que acoge la cuarta parte de las reservas mundiales de hidrocarburos.

Akademik Lomonosov

La plataforma ha sido construida por la corporación estatal de energía atómica Rosatom y ha salido de los astilleros de San Petersburgo después de más de diez años de trabajo, ya que su construcción comenzó en 2007. Se trata de una instalación de energía atómica, fabricada como buque no autopropulsado, y que tiene 140 metros de largo, 30 de ancho y 10 de alto. Con un calado de 5,56 metros, tiene un casco que pesa 21.500 toneladas y cuenta con una tripulación de 70 personas.  Está equipada con dos reactores nucleares de 35MW cada uno y estará anclada permanentemente en el mar.

Según la corporación estatal de energía atómica, estos reactores tienen capacidad para satisfacer las demandas energéticas de 100.000 personas, además de instalaciones industriales y plataformas petrolíferas. También se puede convertir en una planta de desalinización con capacidad para producir 240.000 metros cúbicos de agua dulce por día.

Cabe indicar que las pretensiones del gobierno de Vladimir Putin son construir al menos cinco de estos reactores atómicos flotantes en los próximos años, y ubicarlos en las penínsulas de Kola, Taymiyr, Yamal, Kamchatka y en la región de Yakutia.

La amenaza al medio ambiente de la Akademik Lomonosov

Como hemos dicho, este peligroso plan supone una amenaza para una de las regiones más desprotegidas del planeta y ya amenazada por el cambio climático, dado que cualquier catástrofe nuclear que ahí ocurra, podría destruir el medio de vida de miles de personas y tendría efetos devastadores sobre la fauna del Ártico.

Además, hay que señalar que, en general, los rompehielos y submarinos fabricados en Rusia, suelen tener una historia plagada de accidentes. Para vigilar y evitar esto, activistas de Greenpeace están escoltando a la Akademik Lomonosov, de forma pacífica desde su barco Beluga, a lo largo de su travesía por el mar Báltico, y con el fin de pedir una regulación más estricta.

Beluga Greenpeace y Akademik Lomonosov

Mientras, la empresa Rosatom asegura en un comunicado que “la unidad flotante cumple con todos los requerimientos del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) y no constituye ninguna amenaza para el medio ambiente”. Sin embargo, Dinamarca, Noruega y Suecia ya han expresado su preocupación, ya que la plataforma atómica pasará muy cerca de sus costas.

Según las estimaciones de la Asociación Nuclear Mundial, existen unas 140 embarcaciones propulsadas con energía nuclear –en su mayoría submarinos, aunque también rompehielos y portaviones- que están surcando los océanos del planeta, con el consiguiente riesgo de un accidente nuclear. “Hace 32 años fue en Chernóbil, y hace 7 en Fukushima. El riesgo continúa en todas partes mientras exista la energía nuclear, pero no podemos permitirnos un desastre que nos deje un Ártico radiactivo”, concluye Raquel Montón, responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace en España.

Fuente: ABC

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