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Greenteach

Fumar tabaco deja huella en el ADN

19/01/2018
tabaco deja huella en el ADN

Según un estudio publicado en la revista “Circulation: Cardiovascular Genetics”, el tabaco deja huella en el ADN, ya que al fumar se produce su metilación y sus efectos permanecen incluso décadas después de haberlo dejado.

El tabaco continúa siendo una de las principales causas de muerte y de enfermedades cardiovasculares, cánceres y condiciones respiratorias crónicas en el mundo, a pesar de que su consumo ha disminuido en muchos países debido a las campañas y acciones legislativas llevadas a cabo. Sin embargo, el tabaco deja huella en el ADN, la cual permanece incluso años después de haber dejado de fumar, a través de mecanismos a nivel molecular que están en estudio.

Así pues, la metilación del ADN actúa como intermediaria entre los factores ambientales, como el tabaco, y el ADN, por lo que se ha propuesto como uno de los factores que intervienen en el riesgo a enfermedades causadas por el tabaco. Sin embargo, hasta el momento, no se había realizado un análisis a gran escala.

Por ello, en este trabajo, se llevó a cabo un meta-análisis de los lugares de metilación a lo largo de todo el genoma humano en muestras de sangre de más de 15000 personas, incluyendo a fumadores habituales, exfumadores y personas que no habían fumado nunca.

Tras esto, los investigadores hallaron regiones metiladas en más de 7000 genes (un tercio del total de los genes conocidos) vinculadas con el tabaco y relacionadas a enfermedades como osteoporosis, cáncer de colon, condiciones respiratorias, artritis reumatoide y ciertas enfermedades cardíacas.

fumar tabaco

Hay que destacar que esta metilación es reversible, de modo que cuando las personas dejaron de fumar, la mayoría de los lugares metilados volvieron a los mismos niveles de las personas que no habían fumado nunca después de cinco años de haber dejado el hábito. No obstante, otras zonas de metilación permanecen incluso 30 años después, lo que significa que las células tienen cierta capacidad de registrar un hábito y por ello, en este caso, el tabaco deja huella en el ADN. Además, los sitios de metilación más significativos, estaban relacionados con genes enriquecidos vinculados con numerosas enfermedades causadas por el tabaquismo, como cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.

Por ello, los autores del trabajo sugieren que estos sitios de metilación que se mantienen a largo plazo, podrían señalar a genes importantes para las personas que fumaron inicialmente y que están todavía en riesgo elevado a desarrollar ciertas enfermedades. Además, los resultados apuntan a que los perfiles de metilación del ADN podrían ser utilizados como biomarcadores de la historia de exposición al humo del tabaco de una persona.

“Nuestro estudio ha encontrado evidencias convincentes de que fumar tabaco tiene un impacto a largo plazo sobre nuestra maquinaria molecular, un impacto que puede durar más de 30 años,” señala Roby Joehanes, investigador en la Universidad de Harvard y primer autor del trabajo. “La noticia alentadora es que una vez paras de fumar, pasados cinco años la mayor parte de las señales de metilación en el ADN vuelven a los niveles de aquellos que nunca han fumado, lo que significa que nuestro cuerpo está tratando de curarse a sí mismo del impacto dañino de fumar tabaco.”

«Estos resultados son importantes porque la metilación, como uno de los mecanismos de regulación de la expresión génica, afecta a qué genes se activan, lo cual tiene implicaciones para el desarrollo de enfermedades relacionadas con el tabaquismo», explica Stephanie J. London, autora y directora adjunta de la División de Epidemiología en el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud, en Research Triangle Park, Carolina del Norte (Estados Unidos). «Igualmente importante es nuestra conclusión de que, incluso después de que alguien deje de fumar, todavía vemos los efectos del tabaco en su ADN», resalta.

Fuentes: Revista Genética Médica e Infosalus.com