El fondo del océano Atlántico esconde un tesoro muy valioso: geólogos de la Universidad de Columbia descubrieron una gigantesca reserva de agua dulce bajo el océano Atlántico de casi 3000 km cúbicos atrapada en una gran roca porosa, en la costa noroeste de los Estados Unidos.
Aunque su tamaño es sorprendente, no es algo inesperado. Los expertos creen que este tipo de depósitos de agua dulce son abundantes, pero aún se sabe muy poco sobre sus volúmenes y su distribución a lo largo del planeta.
Las primeras señales de la existencia de esta gigantesca reserva de agua dulce bajo el océano Atlántico ocurrieron en la década de 1970, a través de prospecciones exploratorias realizadas por compañías petroleras que se encontraron con agua dulce ahí, pero hasta ahora nadie sospechaba que este enorme reservorio atrapado en una roca porosa pudiese recorrer una extensión tan enorme.
“Sabíamos que había agua dulce allí en lugares aislados, pero no sabíamos su extensión ni su geometría”, dijo la geóloga marina Chloe Gustafson de la Universidad de Columbia.
Para afinar la búsqueda, ahora recurrieron a la conductividad eléctrica del mar. El agua salada es un conductor más eficaz de las ondas electromagnéticas que el agua dulce, por lo que los receptores desplegados desde un barco en la costa permitieron hacer un mapa de la extensión de dicha reserva de agua dulce bajo el océano Atlántico.
Ya en 2015, algunos investigadores realizaron un estudio piloto en la costa de Nueva Jersey y en la isla de Martha’s Vineyard, en Massachusetts. Usando un receptor electromagnético, el equipo buscó depósitos de agua subterránea en alta mar bajo las plataformas continentales.
En otra expedición más reciente, lograron extraer 50.000 litros de agua y recuperar 718 núcleos de sedimento para ser analizados, operaciones que demostraron la magnitud y potencial del hallazgo.
Los resultados revelan que la gigantesca reserva de agua dulce bajo el océano Atlántico abarca por lo menos 350km de la costa atlántica de los Estados Unidos, yendo desde Delaware (en el extremo sur) hasta Nueva Jersey, Nova York, Connecticut, Rhode Island y hasta Massachusetts.
También concluyeron que los depósitos son más o menos continuos, desde la línea de la costa hasta unos 130 km mar adentro. En su mayoría están entre los 180 metros y los 360 metros bajo el fondo del océano.
“Todo esto representa un recurso de agua dulce que rivaliza con los acuíferos en tierra más grandes”, explican los autores. De hecho, por sus dimensiones es el más grande del mundo. Si la reserva estuviera en la superficie, formaría un lago de cerca de 40.000 km2.
Sobre el origen de la gigantesca reserva de agua dulce bajo el océano Atlántico, los geólogos creen que el agua dulce pudo almacenarse ahí de dos maneras. Por una parte, se cree que durante el fin de la Era de Hielo, grandes cantidades de agua dulce quedaron atrapadas en sedimentos rocosos, algo que los expertos llaman «agua fósil». Pero las investigaciones recientes muestran que los depósitos probablemente también se alimentan de la lluvia y de cuerpos de agua que se filtra a través de los sedimentos en la tierra y llegan hasta el mar.
No obstante, no toda su agua sería potable, porque la que se encuentra más próxima al mar estaría ligeramente salada y habría que tratarla, pero, en todo caso, el costo sería menor que procesar agua de mar. Así que, igualmente podría ser un recurso importante en muchas partes del mundo, ya que los autores creen que este tipo de acuíferos gigantes tienen que estar presentes bajo el mar en otras costas del planeta.
Y aunque este hallazgo es prometedor, aún queda mucho por investigar. Los expertos planean realizar más estudios para comprender mejor la extensión y accesibilidad de estas reservas de agua subterránea. También deben valorarse las implicaciones ambientales y sociales de su explotación, especialmente porque algunos de estos depósitos podrían encontrarse bajo zonas marítimas protegidas.
Fuentes: gCiencia y BBC News Mundo
