
Los calamares gigantes, que pueden llegar a medir hasta 18 metros, viven tranquilamente en las profundidades marinas y muy pocas veces son captados por cámaras. De hecho, la primera vez que se capturaron imágenes de uno de estos seres extraordinarios vivos en su hábitat fue en 2005 y no fue hasta 2012 cuando se consiguió el primer vídeo en el Océano Pacífico Norte. No obstante, recientemente, un equipo de biólogos marinos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) ha conseguido filmar por primera vez a un calamar gigante en el Golfo de México, a una profundidad de 750 metros.
Pese a sus grandes dimensiones, los calamares gigantes son animales inofensivos. Se cree que se trata del invertebrado más grande del mundo, con una longitud que puede superar los 18 metros y un peso que puede alcanzar los 1000 kilos. Gran parte de estas medidas se las llevan sus tentáculos, que pueden medir hasta seis veces la extensión de su saco visceral. Poseen ocho tentáculos equipados con ventosas y dientes, tres corazones, una visión cien veces más potente que la del ser humano, y un cerebro muy desarrollado; suelen comer peces y pequeños crustáceos, y su vida se estima en alrededor de un año, aunque las hembras pueden alcanzar los dos o tres años de edad.
El calamar gigante vive aparentemente en profundidades entre los 400 y los 1.500 metros bajo la superficie del mar, donde la presión es muy elevada y la luz del sol prácticamente inexistente, y es esquivos a cualquier contacto. Por eso, es un animal muy difícil de ver y esto convierte el reciente vídeo en un espectáculo de imágenes insólitas.

En este caso, los investigadores del NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) emplearon un sistema desarrollado por ellos mismos llamado MEDUSA, que consiste en un cebo luminiscente que imita a una gran medusa, al cual se acerca el animal.
En las imágenes del vídeo del calamar gigante en el Golfo de México se puede observar cómo el ejemplar se acerca desde las profundidades para acabar «jugando» con la cámara acuática, tocándola durante unos segundos para volver a alejarse.
Los investigadores estiman que este espécimen capturado es un ejemplar joven con una envergadura de más de 3,7 metros de largo. El encuentro se produjo después de solo cinco despliegues de la cámara Medusa, durante una singladura nocturna.
“Lo más importante de este vídeo es que no encontramos un monstruo. El calamar gigante es grande y muy raro desde nuestra perspectiva humana, pero si el vídeo muestra algo de su carácter es a un animal sorprendido, retrocediendo después de golpear algo que al principio debe haber parecido atractivo, pero obviamente no lo era y no era comida”, explican los Dres. Sönke Johnsen y Edith Widder, biólogos del equipo de NOAA.
Asimismo, esta grabación ha permitido a los científicos deducir que estas criaturas son activas y no pasivas, además de demostrar que son depredadores visuales.
Fuentes: ABC Ciencia y La Vanguardia

