
A pesar del aumento de las interacciones entre humanos y gaviotas, se sabe poco sobre los fundamentos cognitivos del comportamiento de las gaviotas argénteas urbanas (Larus argentatus) y en qué medida utilizan las señales conductuales humanas a la hora de tomar decisiones de alimentación. Por ello, en este artículo investigaron si las gaviotas se sienten más atraídas por objetos antropogénicos cuando han sido manipulados por un humano.
Presentación
“Urban herring gulls use human behavioural cues to locate food” (“Las gaviotas argénteas urbanas utilizan señales de comportamiento humano para localizar alimento”), es un artículo científico elaborado por Goumas, M., Boogert, N.J., y Kelley, L. A.; y publicado el 26 de febrero de 2020 en el volumen 7 de la revista Royal Society; en el cual sus autores investigaron si las gaviotas urbanas (Larus argentatus) se sienten más atraídas por objetos antropogénicos cuando han sido manipulados por un humano, para así determinar su conducta a la hora de tomar decisiones de alimentación en ambientes urbanos.
Encontrar alimento es esencial para la supervivencia, pero potencialmente más difícil en entornos cambiantes. Los humanos han alterado la mayoría de los entornos considerablemente, y la capacidad de los animales para adaptarse a los cambios mediados por los humanos, puede depender de rasgos de comportamiento que facilitan el uso de recursos antropogénicos.
Si bien muchos animales se ven afectados negativamente por la urbanización, algunas especies parecen prosperar en entornos urbanos. Asimismo, la explotación de los recursos antropogénicos en entornos urbanos puede adquirirse mediante el aprendizaje social, como en el caso de los herrerillos comunes, que aprenden unos de otros a picotear las tapas de aluminio de las botellas de leche para obtener crema. Se espera que los animales utilicen el aprendizaje social más que el aprendizaje individual para localizar alimento y otros recursos cuando su hábitat cambia a un ritmo moderado, como es el caso de la actividad humana y la urbanización. Además, la propensión existente a aprender socialmente puede permitirles afrontar desafíos directamente relacionados con la actividad humana. Por ejemplo, los cuervos americanos pueden aprender los rasgos faciales de humanos peligrosos y transmitir esta información a congéneres ingenuos.
Por otro lado, también es posible que los animales salvajes aprendan a asociar señales conductuales humanas, como tocar o gesticular, con la ubicación de la comida. Hasta la fecha, la investigación sobre el uso de señales conductuales humanas por parte de animales no humanos se ha centrado a menudo en animales domésticos, y se ha sugerido que la domesticación ha determinado una mayor atención hacia los humanos. Los perros, por ejemplo, pueden usar la dirección de la mirada humana para localizar comida. Y aunque se han realizado investigaciones similares en animales no domesticados, con primates, elefantes, focas, delfines, loros y córvidos, se han limitado a animales cautivos que a menudo tienen una amplia experiencia con cuidadores y entrenadores humanos.
Las gaviotas argénteas (Larus argentatus Pontoppidan, 1763) son un ejemplo de una especie animal cuyo número ha aumentado en las zonas urbanas y que a menudo se encuentra en peligro de extinción. Se trata de una gaviota de gran tamaño, de hasta 66 cm (26 pulgadas) de longitud, que se reproduce en las costas norte y oeste de Europa, y que cuenta con una dieta variada, la cual incluye peces, crustáceos y algunas plantas; así como también son carroñeras, consumiendo carroña y comida dejada o robada de los humanos.
Las gaviotas argénteas urbanas a menudo hurgan en los restos de comida desechados por los humanos. Recientemente, descubrieron que estas perciben la dirección de la mirada humana al acercarse a una fuente de alimento cercana a una persona, y que tardan más en acercarse a la comida cuando la mirada humana se dirige hacia ellas que cuando se aleja. Sin embargo, a pesar del aumento de las interacciones entre humanos y gaviotas, se sabe poco sobre los fundamentos cognitivos del comportamiento de las gaviotas argénteas urbanas y en qué medida utilizan las señales conductuales humanas al tomar decisiones de alimentación, es decir, se desconoce si las gaviotas podrían aprender de los humanos sobre nuevas oportunidades de alimentación.
En este sentido, las gaviotas argénteas urbanas podrían utilizar una forma de aprendizaje social denominada «mejora local» al alimentarse en zonas habitadas por humanos, mediante la cual se sienten atraídas por un objeto en un lugar determinado tras observar a un humano interactuando con él en ese lugar. Para averiguar si esto es así, en este estudio, sus autores investigaron si las señales conductuales humanas aumentan la probabilidad de que una gaviota interactúe con un objeto, medida como el número de gaviotas que hacen contacto con el objeto picoteándolo.
Para ello, primero presentaron a gaviotas en libertad dos objetos de comida idénticos, uno de los cuales fue manipulado, y observaron que las gaviotas picoteaban preferentemente el objeto manipulado. Posteriormente, evaluaron si la atracción de las gaviotas por objetos manipulados por humanos se generaliza a objetos no alimentarios, presentando una nueva muestra de gaviotas con dos objetos no alimentarios, donde, nuevamente, solo uno fue manipulado. Si bien un número similar de gaviotas se acercó a objetos comestibles y no comestibles en ambos experimentos, no picotearon objetos no comestibles manipulados por encima de los niveles de azar.
Métodos
Aquí se describen los métodos de trabajo llevados a cabo por los investigadores de dicho estudio sobre las gaviotas argénteas urbanas.
Sujetos de prueba
Se realizaron pruebas con gaviotas argénteas adultas en zonas urbanas del suroeste de Inglaterra (aprox. 50° N, 5° O). Se seleccionaron ejemplares que se encontraban en posición de descanso en el suelo o en estructuras elevadas (vallas o farolas), y cuyo terreno frente a la gaviota era plano y consistía en hormigón, arena o hierba corta.
El experimento 1 se llevó a cabo entre el 19 de marzo y el 28 de mayo de 2019, y el experimento 2, entre el 14 de junio y el 25 de julio de 2019. Todos los experimentos fueron realizados por el mismo experimentador durante el día, entre las 6:30 y las 21:15 h, y fueron grabados por un segundo experimentador que utilizó una cámara de vídeo Panasonic HC-V770 montada en un trípode y situada a unos 10m de los objetos presentados en los experimentos.
Experimento 1: ¿Las gaviotas argénteas urbanas se sienten más atraídas por los alimentos manipulados que por los no manipulados?
El experimentador utilizó dos cubos idénticos de plástico negro (diámetro del borde: 250mm, profundidad: 180mm) para ocultar dos alimentos idénticos, fijados con cinta adhesiva sobre baldosas de pizarra gris oscura para reducir la posibilidad de que las gaviotas se los llevaran.
Los alimentos eran tortitas de arándanos en sus envoltorios de plástico originales. Se escogieron estos alimentos porque eran idénticos en tamaño, forma y aspecto, con etiquetas de color azul llamativo y estaban en un envase transparente que permitía ver parcialmente el alimento.
Sosteniendo el cubo que ocultaba el alimento/azulejo («objeto de comida») el experimentador se acercó a la gaviota, de modo que esta se encontraba de frente a aproximadamente 8m. Entonces, se colocaron los cubos en el suelo con los alimentos ocultos debajo. Para ello, se agachó y extendió los brazos 90° a izquierda y derecha, de modo que los alimentos estuvieran equidistantes de la gaviota y a ambos lados de su cuerpo, tal y como se muestra en la Figura inferior. Los alimentos se colocaron en la misma orientación, con el eje longitudinal de la torta apuntando hacia la gaviota, y no eran visibles para las gaviotas antes de retirar los cubos. El experimentador también llevaba gafas oscuras para evitar señales visuales.
Tras retirar los dos cubos para revelar ambos objetos de comida simultáneamente, el experimentador tomó uno de ellos y se puso de pie. El experimentador alternó el manejo del objeto izquierdo con el derecho entre cada prueba. Se usó un cronómetro para registrar un tiempo de 20s, durante el cual manipuló el objeto levantándolo hacia su cara. Luego, volvió a colocar el objeto en la misma posición, asegurándose de que permaneciera en la misma orientación que el otro objeto, recogió los cubos y se retiró a unos 10m de distancia. Si las gaviotas se movían mientras manipulaba el objeto, orientaba su cuerpo de modo que continuara de frente a la gaviota y los dos objetos permanecieran equidistantes en ángulos rectos con respecto a su cuerpo al volver a colocar el objeto manipulado.
El experimentador anotó mentalmente la posición de la gaviota en el momento en que volvió a colocar el objeto manipulado, lo cual se verificó con la grabación de vídeo. Monitoreó la aproximación de la gaviota en un plazo de 120s tras la reubicación del objeto y registró cuál picoteaba.
Se registró el tiempo que tardaban las gaviotas en acercarse. Una prueba se consideraba completa cuando una gaviota picoteaba uno de los objetos presentados. El experimentador finalizaba la prueba si la gaviota se alejaba caminando o volando.
Inmediatamente después de cada prueba, se midió la distancia entre los objetos de comida presentados y la gaviota, así como su altura desde el suelo en el momento en que volvía a colocar el objeto, por si estas variables afectaban las decisiones de las gaviotas debido a las diferencias en la distancia de observación. Dado que también había cierta variación en la distancia entre los objetos colocados, también se midió la distancia entre ellos tras completar las pruebas. Después de cada ensayo, se revisaron los objetos de comida y se reemplazaron si estaban dañados.
En los ensayos incompletos en los que las gaviotas no picotearon ninguno de los objetos, midieron la distancia entre los objetos y la gaviota en el momento de reemplazar el objeto y la altura de la gaviota desde el suelo. Estos ensayos incompletos incluyeron gaviotas que permanecieron en su ubicación original durante 120s después de la presentación del objeto de comida y aquellas que se acercaron a los objetos caminando hacia ellos, pero no picotearon ninguno.
En todos los ensayos, registraron la hora del día para tener en cuenta la variación diaria en la motivación para alimentarse y/o acercarse a los objetos, y si la pareja de la gaviota estaba presente, en caso de que esto afectara el comportamiento de la gaviota objetivo.
Experimento 2: ¿Las gaviotas se sienten más atraídas por el objeto no comestible manipulado que por el no manipulado?
Tras observar un efecto de la manipulación humana en la elección de alimentos por parte de las gaviotas argénteas, evaluaron si este efecto se generalizaba a objetos no alimentarios. Para ello, utilizaron esponjas azules cortadas del mismo tamaño y forma que los alimentos y repitieron el mismo experimento anterior con una nueva muestra de gaviotas para que los sujetos no estuvieran familiarizados con el experimento. Al elegir diferentes lugares de prueba, pudieron determinar con fiabilidad que ninguna de estas gaviotas había sido examinada en el primer experimento, debido a la territorialidad de las gaviotas argénteas.
Análisis estadísticos
Los análisis estadísticos se realizaron en R versión 3.5.3. Para cada experimento, utilizaron un modelo lineal generalizado con una distribución de error binomial para comprobar si la elección del objeto (izquierdo/derecho) por parte de las gaviotas se veía influenciada por el objeto que el experimentador había manipulado (izquierdo/derecho). El modelo incluyó las siguientes posibles variables de confusión: la distancia entre los dos objetos, la distancia entre los objetos y la gaviota, y la altura de la gaviota respecto al suelo.
Para comprobar qué factores influyeron en la aproximación de las gaviotas a los objetos (independientemente de si los picoteaban), utilizaron un modelo lineal generalizado con una distribución de error binomial sobre los datos de ambos experimentos combinados e incluyeron las siguientes variables como predictores de la aproximación a un objeto (sí/no): tipo de objeto (comida o no comida), la distancia entre los objetos y la gaviota, la altura de la gaviota respecto al suelo en el momento de la sustitución del objeto, la hora del día y la presencia de la pareja.
Dado que algunas gaviotas se acercaron a los objetos sin picotear ninguno, utilizaron otro modelo lineal generalizado con distribución de error binomial para comprobar si las mismas variables influían en si las gaviotas que se acercaban picoteaban alguno de los objetos presentados.
Y para determinar si el comportamiento de las gaviotas podría verse afectado por su percepción de los dos objetos diferentes utilizados en los Experimentos 1 y 2, cuantificaron su apariencia en términos de contraste visual y agudeza visual utilizando modelos visuales aviares.
Resultados de estudio sobre si las gaviotas argénteas urbanas utilizan señales de comportamiento humano para localizar alimento
A continuación, se muestran y narran los resultados obtenidos tras los experimentos recién explicados y llevados a cabo por los científicos.
Experimento 1: ¿Las gaviotas se sienten más atraídas por el objeto de comida manipulado que por el no manipulado?
Se presentaron dos objetos de comida a 38 gaviotas argénteas. Veintiséis gaviotas se acercaron a los objetos y 24 picotearon uno de ellos, por lo que, la manipulación humana de un objeto de comida tuvo un efecto significativo en la elección del objeto de comida por parte de la gaviota (GLM binomial, OR = 20,199, Z = 2,196, p = 0,028; en la tabla inferior): 19 (79%) de las 24 gaviotas participantes picotearon el objeto de comida manipulado por el experimentador.
Y no se observó un efecto significativo en la elección del objeto de comida debido a la distancia de la gaviota a los objetos, su altura sobre el suelo o la distancia entre los objetos.
Experimento 2: ¿Las gaviotas se sienten más atraídas por el objeto no comestible manipulado que por el no manipulado?
Esta vez, presentaron a 41 gaviotas argénteas urbanas, sin experiencia previa, los dos objetos no comestibles (esponjas azules cortadas del mismo tamaño y forma que las tortitas del Experimento 1). Treinta y dos gaviotas se acercaron a los objetos y 23 picotearon uno de ellos. Quince (65%) de estas gaviotas picotearon el objeto no comestible manipulado, lo cual no difirió significativamente del azar. Tampoco se observó un efecto significativo de la distancia de la gaviota a los objetos, su altura sobre el suelo ni la distancia entre los objetos.
En la siguiente tabla se muestran los resultados numéricos de los Experimentos 1 y 2. La sección (a) muestra los resultados de los ensayos con objetos comestibles y la sección (b) los de los ensayos con objetos no comestibles. También se muestran los efectos de posibles factores de confusión.
¿Se comportan las gaviotas argénteas urbanas de forma diferente ante objetos comestibles y no comestibles?
Todas las gaviotas que picotearon uno de los dos objetos presentados lo hicieron en los 42s siguientes a que el experimentador devolviera el objeto manipulado. No se observó una diferencia significativa en el tiempo que tardó una gaviota en picotear un objeto en cada experimento.
Por otro lado, tampoco se observó una diferencia significativa en el número de gaviotas que se acercaron a los objetos no comestibles en comparación con los objetos comestibles (ensayos con objetos comestibles: 26 de 38 gaviotas, ensayos con objetos no comestibles: 32 de 41 gaviotas).
También cabe indicar que el acercamiento de las gaviotas a los objetos no se vio afectado significativamente por la hora del día, la altura de la gaviota respecto al suelo al inicio del experimento, ni la presencia de sus parejas durante los experimentos.
Sin embargo, la distancia entre los objetos y la gaviota en el momento en que el experimentador devolvió el objeto manipulado fue un predictor significativo del acercamiento de las gaviotas a los objetos, siendo significativamente menos probable que las gaviotas se acercasen cuando los objetos se colocaban más lejos.
Finalmente, de las gaviotas que se acercaron a los objetos, significativamente menos gaviotas picotearon un objeto en los ensayos sin comida que en los ensayos con comida (ensayos con objetos comida: 24 de 26 gaviotas, ensayos con objetos no comida: 23 de 32 gaviotas).
Percepción de objetos comestibles y no comestibles por parte de las gaviotas
Tanto los objetos comestibles como los no comestibles se diferenciaban fácilmente del fondo gris de las baldosas, y entre sí, tanto en color como en luminancia. Asimismo, las gaviotas también pudieron resolver visualmente detalles de los objetos alimenticios y no alimenticios a lo largo de las pruebas (es decir, a distancias que oscilaban entre 30cm y 8m) según un análisis de agudeza realizado.
Discusión y Conclusión del estudio
A pesar de que las interacciones entre humanos y fauna silvestre son cada vez más comunes, se han realizado pocas investigaciones sobre cómo los animales salvajes pueden usar señales humanas directas para explotar recursos antropogénicos en entornos urbanos. Por ello, en este estudio, evaluaron si las gaviotas argénteas urbanas utilizan el comportamiento humano para localizar alimento. Tras ello, se vio que las gaviotas fueron significativamente más propensas a picotear un objeto alimenticio manipulado por un humano que un objeto idéntico, igualmente accesible y sin manipular. Esto demuestra que la manipulación humana de alimentos atrae la atención de las gaviotas y que los alimentos manipulados son más atractivos que aquellos que las gaviotas no han observado manipular.
Para determinar si este efecto atractivo de la manipulación humana se debía a que el experimentador llamaba la atención sobre la presencia de alimento o si la manipulación por sí sola era suficiente para motivar a las gaviotas a picotear los objetos, se repitió el experimento utilizando un protocolo idéntico, pero presentando en su lugar objetos no comestibles. Y en este caso, las gaviotas no picotearon el objeto no comestible manipulado por encima de los niveles de azar, lo que sugiere que la apariencia de alimento probablemente sea particularmente importante para atraer la atención de las gaviotas hacia un objeto o ubicación específicos.
Aunque más gaviotas picotearon el objeto comestible manipulado en comparación con el objeto no comestible manipulado, el número total de gaviotas que picotearon cualquiera de los objetos fue similar en los ensayos con objetos comestibles y no comestibles. Esto indica que, si bien las señales visuales de alimento parecen ser importantes para tomar decisiones de búsqueda de alimento, las gaviotas también se sienten atraídas por objetos sin estas señales. Las señales de alimento pueden incluir la apariencia del alimento en sí, así como el envase de plástico que se utiliza para envolver diversos tipos de alimentos y, por lo tanto, pueden estar asociadas con la comida.
A pesar del número similar de gaviotas que se acercaron a objetos comestibles y no comestibles, más gaviotas se acercaron a los objetos sin picotearlos en los ensayos con objetos no comestibles que en los ensayos con alimentos. Esto sugiere que las gaviotas pueden acercarse a los objetos antes de distinguirlos y discriminar entre tipos de objetos a una distancia más cercana. Es improbable que las gaviotas se hubieran encontrado previamente con los mismos objetos comestibles y no comestibles presentados, y es probable que se sintieran atraídas inicialmente por ambos tipos de objetos para determinar si contenían o estaban compuestos de alimento.
Los resultados implican que, si bien las gaviotas se sienten atraídas por objetos no comestibles y muchas los picotean, podrían ser más selectivas o cautelosas una vez que pueden observarlos con mayor detenimiento.
Quizás no sea sorprendente que más gaviotas picotearan los objetos asociados con una recompensa alimentaria, pero es difícil determinar por qué tantas gaviotas también picotearon los objetos no comestibles. Podría ser útil que las gaviotas argénteas urbanas picotearan objetos nuevos de cualquier tipo si existe la posibilidad de que contengan alimento. Es posible que las gaviotas que picotearon los objetos no comestibles lo hicieran porque estos no se diferenciaban lo suficiente de la comida, pero esto parece improbable, ya que la comida rara vez es del color de los objetos que elegimos (esponjas completamente azules), ni los objetos eran brillantes como en el caso de la mayoría de los envases de alimentos. Además, los modelos visuales demuestran que las gaviotas podían distinguir visualmente entre los objetos comestibles y no comestibles, pero también que el objeto no comestible resaltaba más sobre el fondo visual y, por lo tanto, podría haber sido más visible o atractivo.
Por otra parte, puede haber varias razones por las que algunas gaviotas picotearon objetos que no fueron manipulados por el experimentador. En primer lugar, es concebible que la sola presencia del experimentador fuera suficiente para crear un efecto de realce local, atrayendo la atención de las gaviotas hacia la ubicación general del objeto presentado, incluyendo el objeto no manipulado, ya que permanecía a la vista mientras el experimentador manipulaba el otro objeto cercano. También podría haber existido un efecto de realce del estímulo, según el cual la interacción de un demostrador con un objeto resulta en que un observador sea más propenso a interactuar con un objeto del mismo tipo: si las gaviotas vieron que el objeto manipulado era idéntico al objeto no manipulado, podrían haberse sentido atraídas por igual hacia cualquiera de los dos, ya que no habría una diferencia aparente en consecuencia.
Por otro lado, es posible que las gaviotas picotearan objetos comestibles manipulados con mayor frecuencia que objetos no comestibles manipulados, debido a que, en su hábitat urbano, aprendieron que los humanos suelen abrir los paquetes de alimentos y, por lo tanto, los objetos comestibles manipulados tienden a ser más rentables. Sin embargo, es mucho menos probable que las gaviotas tuvieran experiencia previa con la manipulación humana, lo que les permitiera acceder a los alimentos de los objetos novedosos no comestibles que presentaron.
Asimismo, muchas gaviotas se acercaron y picotearon objetos novedosos, lo que implica que presentan un bajo nivel de neofobia (miedo a la novedad) e incluso podrían ser neófilas (atracción por la novedad), lo que podría facilitar su exitosa explotación de entornos urbanos. La alta exposición a objetos antropogénicos podría haber influido en este comportamiento, ya que las gaviotas tal vez hayan aprendido que objetos de una amplia variedad de formas, tamaños y colores pueden contener comida oculta en su interior; por tanto, se requerirían pruebas específicamente dirigidas a medir la neofobia o la neofilia para comprender completamente la percepción de las gaviotas de objetos novedosos.
Es posible que las gaviotas que viven en zonas urbanas puedan categorizar los objetos antropogénicos por similitudes en sus características físicas (p. ej., tamaño, forma, material) de la misma manera que las grajillas en zonas urbanas parecen ser capaces de categorizar los residuos de comida. Además, las gaviotas podrían sentirse atraídas por los objetos de comida manipulados no por su apariencia, sino porque el empaque de los alimentos se asocia con la comida.
Por otra parte, es improbable que las gaviotas argénteas urbanas utilizaran señales humanas si no hubieran tenido experiencia previa con humanos y no hubieran asociado la actividad humana con la basura. Aunque los estudios sobre aprendizaje social se han centrado principalmente en el uso de información intraespecífica, es ampliamente reconocido que el aprendizaje social entre heteroespecíficos está generalizado y confiere muchos de los mismos beneficios que el aprendizaje social intraespecífico, así como otros como la reducción de la competencia. Las gaviotas dependen en gran medida de sus congéneres para localizar alimento y, a menudo, lo consiguen tras observar a otras gaviotas acudiendo en bandadas a sus fuentes de alimento. Es probable que el uso de humanos como fuente adicional de información resulte ventajoso si existe una asociación fiable entre estos y la disponibilidad de alimento. La investigación que evalúa la importancia relativa del uso de señales conductuales humanas para los animales en entornos urbanos y la ontogenia de dicho comportamiento ayudará a comprender los factores ecológicos y los mecanismos cognitivos del aprendizaje de los humanos.
Finalmente, cabe señalar que este estudio potencialmente seleccionó a los individuos menos temerosos de la población, ya que solo se evaluaron aquellos que no huyeron cuando el experimentador se acercó o colocó los cubos. En consecuencia, los patrones de comportamiento podrían no ser representativos de todas las gaviotas argénteas que viven en zonas urbanas, ni de las que viven en zonas menos pobladas por humanos. Sin embargo, los individuos que analizaron son los más propensos a interactuar con humanos y potencialmente a participar en comportamientos molestos. Ampliar la comprensión de estos individuos y de cómo toman decisiones de alimentación será beneficioso para generar métodos que reduzcan las interacciones negativas entre humanos y gaviotas argénteas urbanas sin comprometer el estado de conservación de esta especie.
Además, hay que tener en cuenta que es muy improbable que las gaviotas argénteas sean los únicos animales salvajes que utilicen señales conductuales humanas en zonas urbanas. A medida que aumenta la urbanización, más animales salvajes entrarán en contacto con humanos y elementos antropogénicos. Podría haber un mayor número de casos de individuos de ciertas especies que muestren comportamientos problemáticos, lo que puede generar conflictos entre la actividad humana y la conservación. Una comprensión más completa de las señales que llevan a los animales salvajes a interactuar con los humanos, probablemente, sea clave para desarrollar medidas preventivas que no solo reduzcan los encuentros negativos para los humanos, sino que también reduzcan potencialmente el impacto de los elementos antropogénicos en las poblaciones de animales salvajes.
Fuente de este artículo
Este artículo fue publicado originalmente en la revista Royal Society bajo la referencia: Goumas Madeleine, Boogert Neeltje J. and Kelley Laura A. 2020. Urban herring gulls use human behavioural cues to locate food. R. Soc. Open Sci.7191959 http://doi.org/10.1098/rsos.191959; estando disponible con acceso libre en la propia web de la Royal Society.

