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Fósil de elasmosaurio o “monstruo marino del Lago Ness” descubierto en la Antártida

02/07/2025
recreacion de elasmosauros en el mar, fósil de elasmosaurio Antártida portada

Después de décadas de trabajo y luchar contra la intemperie en una pequeña isla desolada de la costa de la península antártica, científicos lograron desenterrar restos fósil de elasmosaurio o “monstruo marino del Lago Ness”, el cual se suma a las pruebas de la existencia de un exuberante ecosistema marino justo antes de la extinción de los dinosaurios.

Este elasmosaurio de 12 metros de longitud y 15 toneladas de peso, es el más grande y pesado de su especie, un antiguo reptil acuático de la familia de los plesiosaurios que surcó los mares del Cretácico junto a los dinosaurios, y que ahora es uno de los fósiles de reptiles antiguos más completos hallados en la Antártida.

En general, los plesiosaurios se parecían a manatíes enormes con cuellos de jirafa y cabezas similares a las de una serpiente, aunque tienen cuatro aletas, no tres como los manatíes.

El equipo cree que este fósil de elasmosaurio que han descrito, pertenece al género Aristonectesun grupo cuyas especies se consideran aisladas de otros elasmosaurios, ya que diferían mucho de especímenes fosilizados descubiertos en Estados Unidos, con cuellos más cortos y cráneos más grandes.

“Durante años, fue un misterio… no sabíamos si eran elasmosaurios o no”, afirma José O’Gorman, paleontólogo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET) que trabaja en el Museo de La Plata, cerca de Buenos Aires.

El fósil de elasmosaurio de la Antártida fue descubierto por William Zinsmeister de la Universidad de Purdue durante una expedición de 1989, sin embargo, por aquel entonces no contaba con los recursos para excavar el fósil, pero informó del descubrimiento a un equipo de investigadores de Argentina. A partir de ahí, el Instituto Antártico Argentino se involucró y se empezó a excavar el fósil como parte de sus expediciones de investigación estival anuales, pero el reptil gigante se descubrió a un ritmo lentísimo debido al tiempo y la logística.

O’Gorman, que tenía cinco años cuando se descubrió el fósil, participó en la primera expedición, en 2012. Solo se podía trabajar durante unas cuantas semanas en enero y principios de febrero, y durante años la excavación no pudo producirse por las condiciones meteorológicas y los recursos limitados. En los días de actividad, el equipo debía esperar a que el sol descongelara el suelo antes de excavar, y cada fragmento extraído de la tierra debía transportarse en helicóptero a la base argentina de Marambio, a unos kilómetros de distancia. Finalmente, la excavación finalizó en 2017 y se desenterró una parte importante del esqueleto del animal, que O’Gorman y sus colegas describieron en un artículo científico en la revista Cretaceous Research. Y con investigaciones posteriores se pudo determinar que este ejemplar data de cerca del fin del Cretácico, unos 30000 años antes de la extinción masiva de los dinosaurios.

O’Gorman cree que el trabajo se ha hecho bien y le alegra que el equipo no haya sacado conclusiones precipitadas. De hecho, duda a la hora de afirmar que la especie pertenezca definitivamente al género Aristonectesya que pruebas posteriores podrían situar a la especie en un género nuevo.

fosil de elasmosaurio

Además, el nuevo espécimen es muy interesante porque data de un momento cercano al final del Cretácico, solo 30.000 años antes de que la extinción en masa borrara de la faz de la Tierra a los dinosaurios no aviares, hace unos 66 millones de años. Para que una criatura tan gigantesca saciara su apetito, tendrían que haber vivido en la zona muchos seres marinos, por lo que el hecho de que los animales siguieran existiendo en una parte tan tardía del Cretácico se suma a las pruebas de que al mundo acuático, por lo menos, le iba bien hasta la repentina extinción masiva. Asimismo, la morfología diferente de esta especie también demuestra que todavía se producía especialización en este punto tardío de la existencia de los plesiosaurios.

Aunque no puede conocerse la dieta exacta del animal sin contenidos estomacales fosilizados u otras pruebas, O’Gorman sostiene que es probable que se alimentase de crustáceos y peces pequeños, basándose en la pequeñez de sus dientes. El cráneo del animal no fue hallado, sin embargo, gran parte del esqueleto si fue recuperada, lo que permitió observar, entre otras cosas vertebras fusionadas, por lo que se determinó que se trata de un ejemplar adulto. Y el análisis de sus huesos desenterrados a lo largo de las últimas décadas solo acaba de comenzar.

Ahora que este fósil de elasmosaurio de la Antártida se encuentran en un museo, O’Gorman afirma que queda mucha investigación por hacer en este espécimen antiguo. Asimismo, cabe indicar que otros fósiles de elasmosaurios del Cretácico han sido hallados en zonas como la Patagonia, la Antártida occidental y Nueva Zelanda.

Fuentes principal National Geographic

Fósil de elasmosaurio o “monstruo marino del Lago Ness” descubierto en la Antártida
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Fósil de elasmosaurio o “monstruo marino del Lago Ness” descubierto en la Antártida
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Después de décadas de trabajo y luchar contra la intemperie en una pequeña isla desolada de la costa de la península antártica, científicos lograron desenterrar restos fósil de elasmosaurio o “monstruo marino del Lago Ness”, el cual se suma a las pruebas de la existencia de un exuberante ecosistema marino justo antes de la extinción de los dinosaurios.
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